Manuel Macià i Vila, nació en Barcelona y fue educado en el seno de una familia republicana. Empezó estudiando arquitectura pero muy pronto pasó a la indolencia del revoltoso y se matriculó en la escuela de cine de Josef Borzage (primo hermano de Frank Borzage) y, paralelamente, en la escuela de teatro de Jordi Dalmau, en Sarriá. Manuel Macià se rebelaba contra su familia, contra la clase media acomodada, contra las nacaradas estrellas de la Navidad y contra el papanatismo militarista de la mayoría. Sus padres no querían en modo alguno que se dedicara a ser comediante y le obligaron terminar los estudios de aparejador (más cortos que arquitectura), aunque él se tomara la carrera con frivolidad y los estudios de higos a brevas. Como antídoto a su buena conducta universitaria actuaba con el Grupo T-17 que dirigía Jordi Dalmau. La cruz de tiza, de Bertolt Brecht; Desbarats, de Llorenç Villalonga; No soy Stiller, de Max Frisch y Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre, serían aventuras (algunas clandestinas) en la década de los cincuenta que llevaban la impronta de su dogmático espíriru.